viernes, 18 de septiembre de 2009

Preocuparse - ocuparse

Preocuparse - ocuparse

¿Y si me dicen que no?¿Y si me despiden? ¿Y si no me quieren? ¿Y si prefieren el trabajo del otro, al mío? ¿Y si lo que yo digo no interesa? ¿Y si con este vestido parezco lo que no soy? ¿Y si no le atraen los calvos? ¿Y si llueve? ¿Y si se estropea? ¿Y si salgo a la calle y me atropellan? ¿Y si de golpe y porrazo agarro el virus? ¿Y si me quedo atrapado en el ascensor? ¿Y si esta tos que tengo es cáncer? ¿Y si...?

¡AUXILIO! Quien así va por la vida, tiene todos los números para acabar prisionero e inmóvil en sus propios temores. No sólo no tendrá energía para ocuparse de sí mismo y enfrentarse al mundo en eso que llaman vivir, sino que la habrá malgastado en algo baldío. Como cuando se deja el grifo del agua abierto y no hay un recipiente que recoja el preciado líquido.

Aunque parezca excesivo, se sorprenderían de la cantidad de seres humanos que se mueven así, en la nebulosa de la preocupación. Que pierden su luz en sus oscuros vericuetos.

El lenguaje, hablado, pensado o escrito, crea minuto a minuto nuestro mapa emocional, el modelo sobre el cual nos movemos por la vida. El poder de la palabra, es el poder del pensamiento y del acto. ¿Qué tal si en lugar de preocuparnos, conseguimos ocuparnos?

"No hay más bien ni mal que el que el pensamiento construye", lo dijo Shakespeare.

Ojo con lo que pensamos o decimos porque corremos el riesgo de que se convierta en realidad. Así de potentes son las palabras.

1 comentario:

Beto dijo...

Y deveras que la gran mayoría de los seres humanos nos quedamos como "pasmados" ante lo que pueden resultar uno o varios cambios en nuestra vida, tan sólo por esperar a que todos los semáforos de la calle estén en "verde", y eso nunca sucederá, y pensar que el miedo precisamente al cambio es lo que nos mantiene así, queremos resultados diferentes pero haciendo siempre lo mismo, eso, definitivaente no los lleva a ningún lado, yo reconozco sinceramente a ese que se atreve, que se arriezga, que lo intenta, que no tiene miedo al fracaso.