lunes, 27 de septiembre de 2010

Shhhh... escucha

¿Qué dice? ¿Me interesa? ¿Lo critico? ¿Lo valoro? ¿Lo apruebo? ¿Lo rechazo? ¿Me conmueve? ¿Quién demonios escucha? ¿Por qué cuesta tanto entender a los otros?

Parece ser que la vida, después de irla viviendo, sufriendo y al final aceptando y bailando, nos enseña que todo tipo de convivencia pasa por entender. Pero, ¿cómo se entiende, si antes no se escucha? Hay muchos oídos y poca escucha. Escuchar es abrir nuestras ventanas internas dejando de lado los preconceptos o prejuicios. Escuchar no es tratar de que lo que oímos esté en consonancia con nuestros conceptos, o nuestro Yo más íntimo. Sí, aunque nos cueste asumirlo, hay que entender que los seres humanos somos variopintos, y es en esa diferencia donde reside la gran riqueza. ¿Dónde, pues, está la asignatura que nos enseñe a entender?

Somos animalitos tratando de sobrevivir en un mundo complejo. Estamos cargados de miedos, expectativas, ganas de ser y demostrar, de amar y ser amados. Creamos perfiles, muchos de metacrilato, con el único objetivo de ser aceptados por una sociedad que se rige por modelos relamidos que continúan teniendo éxito, en lugar de afianzarnos en nuestro yo y en comprender las diferencias.

Sólo escuchando de verdad llegaremos a la conclusión de que, al final, todos buscamos lo mismo: ser comprendidos.

Mientras escribo este texto en una cafetería, miro a mi alrededor. Todo el mundo habla; de todos los que "escuchan", sólo veo ganas de hablar…

martes, 21 de septiembre de 2010

Princesas en peligro de extinción.

Me gustan las mujeres que aun quieren ser princesas y se niegan a convertirse en sapos, porque mientras existan mujeres que todavía guarden modales de doncella, existiremos hombres que aun veremos importante el comportarnos como caballeros.

Amo a la mujer que no compite con los hombres, porque sabe que el hombre jamás será su rival sino un complemento de ella misma.

Respeto a las mujeres que luchan por ser cada día más mujeres y en ningún sentido buscan parecerse a los hombres, pues muchas mujeres en su búsqueda de la llamada “liberación femenina”, han cometido el error de imitar al varón, pero en los aspectos más deprimentes de éste.

Es quizá por esta equivocada conquista que se fajaron pantalones, se dieron el gusto o permiso de vivir aventuras sexuales de una noche, comenzaron a llevarse el cigarrillo a los labios, empezaron a maldecir en público, se desinhibieron en bares y ahora las vemos dando penoso espectáculo, devolviendo el estómago en los baños o embrutecidas y semidesnudas sobre las mesas.

Cometieron el error de querer ser como nosotros los hombres y ahora se dicen “weyes” de manera amistosa y permiten que sus amigos varones las llamen “wey” sin darse cuenta que en lugar de mostrarles confianza o camaradería con esa palabra, lo que verdaderamente hacen es rebajarles a nivel de bestias; pero muchas ríen, pues ni siquiera se dan cuenta.

Las generaciones de madres abnegadas, reprimidas y violentadas, enseñaron a sus hijas que la mejor manera de acabar con el yugo masculino era convertirse en el enemigo y así crecieron confundiendo su identidad de mujeres, con la intención de seguir nuestros pasos, muchos de los cuales nos han convertido en seres torcidos y han llevado a nuestro mundo a la debacle moral de la que hoy somos víctimas.
Las niñas de la nueva generación decidieron que el sueño de ser princesas era muy aburrido y esclavizante, así que cambiaron la corona por un pasamontañas y son ahora también delincuentes de alto impacto, servidores públicos podridos, conductoras irresponsables, reinas de belleza involucradas con el narco y hasta líderes sindicales vendidas con algún partido.

Me encantan las mujeres que no quieren convertirse en hombres y llegan a la universidad con la firme intención de terminar con honores su carrera.

Me encantan las mujeres que en lugar de demostrarnos que son capaces de beber media botella de tequila, nos demuestran que pueden dirigir un laboratorio o centro de investigación.

Me encantan las mujeres que no buscan un buen partido para casarse sino que buscan ser un buen partido para que un buen hombre las merezca…

Amo a las mujeres que saben decir no, cuando “NO” es la única respuesta digna de una dama, aunque todo el mundo las tache de anticuadas.

Las que se ríen de los chistes machistas y entienden que en lugar de ofenderse, deben sentir pena por el hombre que se atreve a contarlos y mucho más si piensa que esas bromas son un verdadero compendio de sabiduría popular.

Pues si Dios es supremo, perfecto e infinito amor, entonces el Dios en el que creo, ¡mujer tiene que ser! Porque ama como una madre; su ternura con nada es comparable; su belleza no tiene igual; su buen gusto es sin duda magistral; sus encantos naturales son el extremo ideal. Y para mí, todas estas cualidades sólo con la mujer se identifican. Por eso afirmo:
¡Que Dios creo un ser excepcional! Al crear a la MUJER…

Cuidemos a Nuestras Princesas…


PERIODICO FRONTERA El autor del texto es graduado de la Licenciatura en Derecho de la UABC, escritor y conductor de radio en Tijuana.

lunes, 20 de septiembre de 2010

Verdadero Exito..

Verdadero Exito

“Yo creo que el éxito no está en lo económico.

Yo creo que una persona no es de éxito porque le va bien en los negocios o le va bien profesionalmente o saca 10 en la escuela. Creo que eso es lo que menos vale.

Lo que vale es tener los pies sobre la tierra, la familia, el concepto de familia, los amigos. Apreciar las cosas que tienen valor verdadero, no material, no físico necesariamente”. Pienso que a este concepto bien le puedo añadir una reflexión que me regaló mi madre: El éxito no tiene que ver con lo que mucha gente se imagina.

No se debe a los títulos nobles y académicos que tienes, ni a la sangre heredada o la escuela donde estudiasteis. No se debe a la dimensiones de tu casa o de cuantos carros quepan en tu garaje.

No se trata de si eres jefe o subordinado; o si eres miembro prominente de clubes sociales. No tiene que ver con el poder que ejerces o si eres un buen administrador o hablas bonito, si las luces te siguen cuando lo haces.

No es la tecnología que empleas. No se debe a la ropa que usas, ni a los grabados que mandas a bordar en tu ropa, o si antes de tu nombre pones las siglas deslumbrantes que definen tu estatus social. No se tratas de si eres emprendedor, hablas varios idiomas, si eres atractivo, joven o viejo.

El éxito…. Se debe a cuanta gente te sonríe, a cuánta gente amas y cuántos admiran tu sinceridad y la sencillez de tu espíritu. Se trata de si te recuerdan cuando te vas.

Se refiere a cuánta gente ayudas, a cuánta evitas dañar y si guardas o no rencor en tu corazón. Si se trata de que en tus triunfos estén incluidos tus sueños. Si tu logros no hieren a tus semejantes.

Es acerca de tu inclusión con otros, no de tu control sobre los demás. Es sobre si usaste tu cabeza tanto como tu corazón, si fuiste egoísta o generoso, si amaste a la naturaleza y a los niños y si te preocupaste por los ancianos.

Es tu bondad tu deseo de servir, tu capacidad de escuchar y tu valor sobre la conducta. No es acerca de cuantos te siguen si no de cuantos realmente te aman.
No es acerca de transmitir, si no cuantos te creen, si eres feliz o finges estarlo. Se trata del equilibrio de la justicia que conduce al bien tener y al bien estar. Se trata de tu conciencia tranquila, tu dignidad invicta y tu deseo de ser más, y no de tener más. ESTO ES èXITO..


Que tengan un hermoso inicio de semana..

lunes, 13 de septiembre de 2010

Veinte reglas para aprender a vivir con más calidad.

HAGA UNA PAUSA mínima de 5 a 10 minutos por cada 2 horas de trabajo, a lo máximo.

Repita estas pausas en su vida diaria y piense en usted, analizando sus actitudes.

APRENDA A DECIR NO, sin sentirse culpable, o creer que lastima a alguien.

Querer agradar a todos es un desgaste enorme.

PLANEE SU DIA, pero deje siempre un buen espacio para cualquier imprevisto, consciente de que no todo depende de usted.

CONCÉNTRESE en apenas UNA TAREA A LA VEZ.

Por mas ágil que sean sus cuadros mentales, usted se cansa.

OLVÍDESE de una vez por todas de que usted es indispensable en su trabajo, su casa o su grupo habitual.

Por más que eso le desagrade, todo camina sin su actuación, salvo usted mismo.

DEJE DE SENTIRSE RESPONSABLE por el placer de los otros.

Usted no es fuente de los deseos, ni el eterno maestro de ceremonia.

PIDA AYUDA siempre que sea necesario, teniendo el buen sentido de pedírsela a las personas correctas.

SEPARE LOS PROBLEMAS reales de los imaginarios y elimínelos, porque son pérdida de tiempo y ocupan un espacio mental precioso para cosas más importantes.

INTENTE DESCUBRIR EL PLACER de cosas cotidianas como dormir, comer y pasear, sin creer que es lo máximo que puede conseguir en la vida.

EVITE envolverse en ansiedades y tensiones ajenas, en lo que se refiere a ansiedad y tensión.

Espere un poco y después retorne al diálogo y a la acción

SU FAMILIA NO ES USTED, está junto a usted, compone su mundo, pero no es su propia identidad.

COMPRENDA qué principios y convicciones inflexibles pueden ser un gran peso que eviten el movimiento y la búsqueda.

ES NECESARIO tener siempre a alguien a quien le pueda confiar y hablar abiertamente.
No sirve de nada si está lejos.

CONOZCA la hora acertada de salir de una cena, levantarse del palco y dejar una reunión.
Nunca pierda el sentido de la importancia sutil de salir a la hora correcta.

NO QUIERA SABER si hablaron mal de usted, ni se atormente con esa basura mental.

Escuche lo que hablaron bien de usted, con reserva analítica, sin creérselo todo.

COMPETIR en momentos de diversión, trabajo y vida en pareja, es ideal para quien

quiere quedar cansado o perder la mejor parte.

La RIGIDEZ es buena en las piedras pero no lo es en los seres humanos.

UNA HORA DE INMENSO PLACER sustituye, con tranquilidad, tres horas de sueño perdido.

El placer recompensa más que el sueño. Por eso, no pierda una buena oportunidad de divertirse.

NO ABANDONE sus tres grandes e invaluables amigas. Intuición, Inocencia y Fe

ENTIENDA de una vez por todas, definitivamente y en conclusión que...

USTED ES LO QUE USTED HAGA DE USTED MISMO.

viernes, 10 de septiembre de 2010

Hermosa desnudez

La razón nos cubre; el sentimiento nos desnuda. Desnudos nacimos y desnudos nos iremos. La vida es un soplo de energía entre dos nadas que vamos cubriendo de modernidades, conveniencias, temores, ambiciones, pasiones y aburrimientos; todo aquello que convertimos en nuestras razones de vida. Razones que demasiadas veces, con el paso de los años, entendemos ingenuas y desrazonadas, ansias puntuales de nadas efímeros que van ocultando nuestras más profundas realidades. Tememos andar desnudos.

La plenitud es no cubrirse de nada. Vida en pelotas, cuando la piel expira piel y la neurona expande neurona. Cuando despierta el sentimiento y la razón duerme la siesta.

¿Reírse de los sentimientos? Nada más sinsentido, porque cuando lo hacemos despreciamos nuestro origen. Porque somos el más grandioso resultado del sentimiento entre una mujer y un hombre, la germinación de su continuidad, la extensión de sus vidas.

Hoy, el alud del materialismo tiende a despreciar e incluso ridiculizar los sentimientos. Y mientras consumimos la vida a bocanadas de nadas, olvidamos que lo más trascendente siempre se inicia desde el sentimiento: la pasión y el repudio, la emoción y la desidia, el amor y el desprecio.

Es muy sencillo: se trata de decidir qué valoramos más, si lo añadido que nos cubre o si nuestra propia piel. Es la diferencia entre el tener y el ser.