miércoles, 11 de noviembre de 2009

Otros muros

El despliegue periodístico de los últimos días que celebra la caída de aquella monumental vergüenza erguida durante 28 años, en la cual participaron muchos cerebros podridos, y en el que ahora aparecen retratados en los diarios personajes en su momento decisivos para su derrumbe, me lleva a pensar en los que aún se yerguen como monolitos desvergonzados por el mundo.

Hoy, en esta era donde el saber rasga el firmamento, y la tecnología y el humanismo se desbordan en búsquedas y novedades, proliferan por el mundo otro tipo de muros, más duros de derribar que el cemento y el hierro que dividieron a los alemanes.

Uno, el que desgraciadamente todavía separa y diferencia a las mujeres de los hombres, colocándolas en el lado de la indignidad humana. Quizá el algodón del que está fabricado haya hecho que aquel muro parezca algo delicado y "femenino". Incluso algunos imbéciles, en aras de facilona notoriedad, se han atrevido a hacerlos desfilar en pasarelas internacionales.

Que en algunos países las mujeres sigan escondiendo su condición de ser, para convertirse en meras sombras detrás de burkas y velos, muros finamente bordados, es algo inadmisible.

¿Dónde está la mano que rompa y rasgue, y tenga el eco a nivel mundial para que se derrumben las degradantes y asquerosas pseudodiferencias que llevan a vivir a estas mujeres aisladas de la vida?

¿Hasta cuándo ese tipo de injusticias continuarán levantadas?

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