sábado, 16 de mayo de 2009

Beto, ante todo, para ti y tu familia, mis condolencias por la muerte de tu tia, la Señora Fausta Calderón Parra.

Y no puedo por menos que suscribir tus palabras. ¿Quién no ha tenido un familiar que con el tiempo ha ido perdiendo su capacidad de razonar como lo hacia antes?. Incluso, podría decir que este tipo de enfermedades suelen darse en las personas que en su día tuvieron la mente más lucida, las que mejores consejos nos daban. Es por esto que, cuando son víctimas de la enfermedad del “olvido”, cuando no pueden valerse por si mismas, de ningún modo hemos de dejarlas de lado. Antes al contrario, y ya no se trata de aquello de “favor con favor se paga”, no, se trata de respeto, de consideración, de afecto.

Tengámoslo siempre para con nuestros mayores, no los apartemos a un lado como trastos viejos, al igual que con aquellas personas que por de pronto a causa de una enfermedad o un accidente quedan mermamos física o intelectualmente. Apartarnos de su lado, no “querer verlos” es una gran muestra de egoísmo, a la par que demuestra el poco amor que sentíamos por ellos. Aparte de que es tratar de tapar el sol con un dedo. Es una muestra de miedo, si miedo. Miedo a no querer afrontar que también nos puede ocurrir a nosotros vernos mermados por un fatal suceso, pero aunque así no fuera, algún día nos llegará la vejez, y esta hay que afrontarla como una etapa más en nuestra vida, ¿dura? Si, no lo niego. No debe ser fácil darse cuenta de que “ya fue”, pero si la gente que nos rodea nos trata con cariño, con respeto, haciéndonos sentir útiles en la medida que podamos serlo, la vejez será una bella etapa de nuestra vida. Un bello modo de ir despidiéndonos de ella.

Y recuerden, nadie muere mientras permenece en nuestro corazón y en nuestra mente.

1 comentario:

Beto dijo...

Gracias comadrita, ya hice extensivas tus condolencias a la familia.