jueves, 2 de julio de 2009

LOS ESTATUTOS DEL HOMBRE.

Artículo 1.- Queda decretado que ahora vale la vida, que ahora vale la verdad, y que de manos unidas trabajaremos todos por la vida verdadera.

Artículo 2.- Queda decretado que todos los días de la semana, inclusive los martes más grises, tienen derecho a convertirse en mañanas de domingo.

Artículo 3.- Queda decretado que, a partir de este instante, habrá girasoles en todas las ventanas, que los girasoles tendrán derecho de abrirse dentro de las sombras; y que las ventanas deben permanecer el día entero abiertas para el verde donde crece la esperanza.

Artículo 4.- Queda decretado que el hombre no precisará nunca más dudar del hombre.
Que el hombre confiará en el hombre como la palmera confía en el aire, como el aire confía en el campo azul del cielo.
El hombre confiará en el hombre como un niño confía en otro niño.

Artículo 5.- Queda decretado que los hombres están libres del yugo de la mentira.
Nunca más será preciso usar la coraza del silencio ni la armadura de las palabras.
El hombre se sentará a la mesa con la mirada limpia porque la verdad pasará a ser servida antes del postre.

Artículo 6.- Queda establecida, durante diez siglos, la práctica soñada por el profeta Isaías, y el lobo y el cordero pastarán juntos y la comida de ambos tendrá el mismo gusto a aurora.

Artículo 7.- Por decreto irrevocable queda establecido el reinado permanente de la justicia y de la claridad.
Y la alegría será una bandera generosa para siempre enarbolada en el alma del pueblo.

Artículo 8.- Queda decretado que el mayor dolor siempre fue y será siempre no poder dar amor a quien se ama, sabiendo que es el agua quien da a la planta el milagro de la flor.

Artículo 9.- Queda permitido que el pan de cada día tenga en el hombre la señal de su sudor.
Pero que sobre todo tenga siempre el caliente sabor de la ternura.

Artículo 10.- Queda permitido a cualquier persona a cualquier hora de la vida, el uso del traje blanco.

Artículo 11.- Queda decretado por definición, que el hombre es un animal que ama y que por eso es bello, mucho más bello que la estrella de la mañana.

Artículo 12.- Decrétese que nada estará obligado ni prohibido.
Todo será permitido, inclusive jugar con los rinocerontes y caminar por las tardes con una inmensa begonia en la solapa.
Sólo una cosa queda prohibida:
Amar sin amor.

Artículo 13.- Queda decretado que el dinero no podrá nunca más comprar el sol de las mañanas venideras.
Expulsado del gran baúl del miedo, el dinero se transformará en una espada fraternal para defender el derecho de cantar y la fiesta del día que llegó.

Artículo final.- Queda prohibido el uso de la palabra libertad, la cual será suprimida de los diccionarios y del pantano engañoso de las bocas.
A partir de este instante la libertad será algo vivo y transparente, como un fuego o un río, o como la semilla del trigo y su morada será siempre el corazón del hombre.

Thiago de Mello
Con la traducción de
Pablo Neruda.

Este poema es una afirmación de los valores eternos del hombre, de la fe en el mañana, de la alegría, de la vocación por la paz…

Cuando aparecieron los Estatutos, un escritor muy apreciado por el autor, expresó un solo reparo ante su lectura: el poema le parecía “demasiado utópico”.

A comienzos de este siglo XXI, casi cuarenta años después, el poeta dice:
“En aquel entonces, aproveché para afirmar lo que ahora reafirmo con mayor vigor: creo ardientemente en la utopía y, por ventura, mis versos son nada más que la expresión poética de mi convicción de que a pesar de todas las ferocidades que se cometen en este reino de los hombres, es posible, si, la construcción de una sociedad humana solidaria.”

1 comentario:

Beth dijo...

Es bien curioso que lo que verdaderamente tendria razón de ser, lo califiquen de "utopia"

Así que lejos de asumirlo como tal, pasemos a la acción para que sea totalmente real, como debe ser, como siempre tuvo que haber sido.