Si, hay algo que, últimamente he
decidido poner en práctica, es dejarme estar de represiones
emocionales: decirles a las personas que, realmente lo merecen, cuánto
las amo, o darles un abrazo. En el convencimiento que ello nunca está
de más, sino al contrario: se echa de menos. Y, es realmente
reconfortante para el alma.
No deberíamos dejarnos llevar por la frialdad de la sociedad actual, donde parece que un simple
gesto o palabra afectuosa,ha quedado desfasado a causa de las
relaciones a través de los medios de comunicación informáticos.
Puesto que incluso en ellos, podemos actuar o bien como robots o como
personas de carne y hueso: todo es cuestión de actitud. De empatía.
No podemos dejar que la frialdad en el
trato nos empobrezca el espíritu. Da las más sinceras gracias a
aquel que, ya sea por su trabajo, ha hecho mucho más que cumplirlo,
sino que también se ha esforzado en poder cumplirte amablemente, dando lo mejor de sí. Puesto que en éstos tiempos de explotación laboral,
resulta realmente toda una proeza que alguien quiera seguir
desempeñando eficazmente su labor. Y, ésto, nunca será reconocido por el patrón, sino que ha
de ser el beneficiado (nosotros), quien le felicitemos por el trabajo
bien hecho. Y, aunque, desgraciadamente con ello no le podamos ayudar a
poner más alimentos en la mesa familiar, al menos se sentará en ella, realmente orgulloso de su honradez como trabajador....todo un buen referente para sus hijos.
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