jueves, 1 de abril de 2010

La gota

La gota que rebosa el vaso es una magnífica expresión para definir lo que sobrepasa la capacidad de aguante. Hay mucha ruptura que estalla por una gota que desborda el vaso de la paciencia.

Y si cada uno sabe de sus reboses particulares, creo que hoy puede fortalecer la firmeza el recordar algunos públicos.

En 1789, la muerte de un civil por las tropas de Luis XVI fue la gota que colmó el vaso y provocó la toma de la Bastilla, el inicio de la Revolución Francesa.

Las Madres de Mayo, que cada jueves desfilaban frente al palacio del dictador argentino Videla, fueron la gota que rebasó aquella macabra junta militar.

Y posiblemente, las Damas de Blanco que hoy se manifiestan por las calles de La Habana sean la gota del fin de una dictadura mentalmente castrada.

La venta de indulgencias y absoluciones papales para construir el Vaticano, incluso pagando por anticipado pecados aún sin cometer, fue la gota que en 1517 llevó a Lutero a promover el protestantismo

Hoy, la avalancha de casos de pedofilia tal vez sea la gota que provoque que la Iglesia católica acabe con el celibato masculino. La denuncia de una campaña para atacar a Benedicto XVI ya se puso en marcha, pero también León X excomulgó a Lutero y ahí van 350 millones de protestantes por el mundo.

Primero llegará el fin del celibato masculino, pues por algo la Iglesia es uno de los últimos reductos machistas en el mundo libre, y con los años el femenino, es decir, el de las monjas.

No se aguanta.

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